TENSIONES GEOPOLÍTICAS EN AUMENTO
Las tensiones geopolíticas están en aumento, ya no es una noticia que no debería importar para muchos. El ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio una pequeña señal al mundo al imponer aranceles a los productos chinos tras su competencia desleal (utilizando “dumping”, vender más barato que el costo de producción).
La gravedad de la situación se extiende mucho más allá de lo que podemos comprender según analistas. El principal conflicto recae el el mar del sur de China, donde el gigante asiático reclama este mar como parte de su territorio, excluyendo exclusividad económica a países como Taiwán, Filipinas, Brunéi, Malasia y Vietnam; países sin capacidad de defender su mar.
La situación ha alcanzado una nueva etapa con el discurso del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, de la semana pasada.
Joe Biden cumplió el miércoles de la semana pasada su día número 100 al frente del Poder Ejecutivo. El mandatario marcó la ocasión con un discurso ante el Congreso del país norteamericano para hacer un balance de este período inicial y presentar sus objetivos a futuro.
En el discurso se destacó “la restauración del liderazgo estadounidense en el plano internacional” y aseguró que el gobierno de Biden “no dudará en tomar nuevas medidas” contra China y Rusia si las tensiones bilaterales con ambos países escalan.
Además, aseguro que Estados Unidos no está solo.
G7 V/S CHINA
Por otra parte, los ministros de Relaciones Exteriores del G7, las siete democracias más ricas del planeta, comenzaron a analizar este martes en Londres, en su primer encuentro físico en más de dos años, cómo dar respuestas conjuntas a amenazas mundiales como China.
Las situaciones en Rusia, Birmania, el Sahel o Siria figuran también en la agenda de dos días de conversaciones organizadas por el Reino Unido, que este año preside del grupo, antes de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno prevista del 11 al 13 de junio en el suroeste de Inglaterra.
Tras una cena de bienvenida el lunes, centrada en los programas nucleares de Irán y Corea del Norte, los ministros iniciaron el martes contactos formales en Lancaster House, en el oeste de Londres, dándose la bienvenida con codazos amistosos.
El G7 dedicó la primera sesión a China, cuyo creciente peso militar y económico, y voluntad de ejercer su influencia, preocupa cada vez más a las democracias occidentales.
“No es nuestro propósito intentar contener a China”, dijo a los periodistas el Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
“Lo que intentamos hacer es mantener un orden internacional basado en normas en el que nuestros países han invertido tanto durante tantas décadas en beneficio, diría yo, no sólo de nuestros propios ciudadanos, sino de la gente de todo el mundo, incluida, por cierto, China”, aseguró.
El ministro británico de Relaciones Exteriores, Dominic Raab se alineó con el gobierno de Joe Biden, que ha cambiado el tono respecto a la postura beligerante del expresidente Donald Trump, y pidió “encontrar formas constructivas de trabajar con China de una manera sensata y positiva donde sea posible”, incluyendo el cambio climático.
“Queremos que China asuma el papel que le corresponde”, afirmó.
Los países del G7, entre los que se encuentran también Canadá, Francia, Alemania, Italia y Japón, comparten en su mayoría la preocupación por China, pero con enfoques diferentes.
Tokio tiene tensiones históricas con Pekín pero se ha abstenido de unirse a los países occidentales con sanciones, por temor a inflamar las relaciones con su gigantesco vecino y socio comercial.
LA AMENAZA CHINA
Una China cada vez más poderosa está desafiando el orden mundial, actuando de forma “más represiva” y “más agresiva” a medida que ejerce su influencia, dijo el Secretario de Estado estadounidense Antony Blinken en una entrevista emitida el domingo.
Sus comentarios se produjeron después de que el presidente Joe Biden, en su primer discurso ante el Congreso el miércoles, subrayó que no estaba buscando un conflicto con Pekín.
Biden aseguró haberle dicho al presidente chino, Xi Jinping, que en la carrera por ser la potencia dominante del siglo XXI, “damos la bienvenida a la competencia”, y que no estaba buscando un conflicto.
La tensión con China ha aumentado considerablemente en los últimos años, ya que Estados Unidos también está en desacuerdo con los movimientos militares de Pekín y los problemas de derechos humanos, incluyendo lo que Washington ha calificado de genocidio contra la minoría uigur, mayoritariamente musulmana.
LA RESPUESTA DE CHINA
China niega la existencia de campamentos de detención de uigures en la región de Xinjiang, ya que los considera campamentos de reeducación y adiestramiento laboral para personas inmersas en la ideología yihadista. Beijing también niega que estén ocurriendo allí violaciones de derechos humanos.
Sin embargo, continúa creciendo la cantidad de entidades gubernamentales y legislativas que emite declaraciones contrastantes. La última de ellas corresponde a la Cámara de los Comunes británica, que el 22 de abril también declaró que el tratamiento de la minoría musulmana constituye genocidio.
En cuanto a la relación con Rusia, el funcionario indicó que actualmente la administración está “intentando entender sus intenciones”, algo que tal vez suceda en “conversaciones que tendrán lugar durante los próximos días”.
“ZONA ZERO” DEL CONFLICTO
El Ministerio de Defensa chino instó el jueves de la semana pasada a Estados Unidos a contener sus fuerzas de primera línea que, según Pekín, se han vuelto más activas en el aire y los mares cercanos a China este año.
China ha mantenido con frecuencia que la presencia militar estadounidense en el Mar de China Meridional, el Mar de China Oriental y el Estrecho de Taiwán es el principal factor de desestabilización en la región.
Estados Unidos ha dicho que tiene libertad de navegación en estas zonas, que China considera su patio trasero geoestratégico.
Desde que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, asumió el cargo en enero, las operaciones de los buques de guerra estadounidenses en los mares que rodean a China han aumentado un 20%, mientras que la actividad de los aviones de reconocimiento estadounidenses se ha incrementado en un 40% en comparación con el año pasado, dijo el jueves el portavoz del Ministerio de Defensa chino, Wu Qian, en una rueda de prensa.
(Base militar de China en las islas Spratly)
“Instamos a la parte estadounidense a que contenga estrictamente sus fuerzas de primera línea, a que respete las normas de comportamiento para la seguridad de los encuentros aéreos y marítimos y el Reglamento Internacional para la Prevención de Colisiones en el Mar, y que evite que se repitan incidentes peligrosos similares”, dijo Wu.
Los conflictos y acusaciones cruzadas no cesan y es claro que las tensiones va en aumento, la pregunta siempre es: ¿hasta que punto?
TENSIONES AFECTA A LOS MERCADOS
Las reacciones de las mega potencias impacta fuertemente el los precios de los commodities, como el petróleo, metales básicos y alimentos.
La primera medida de cómo este conflicto afecta fue cuando el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, impuso aranceles a productos de exportación del gigante asiático, quien también respondió aplicando a aranceles a la soya exportada norteamericana.
Las materias primas, como la soya, experimentaron volatilidades de más de un 20% del precio, lo que afecta fuertemente a países emergentes productores de soya como Argentina. Las medidas desestabilizan la oferta y la demanda, generando fuertes pérdidas.
Hasta el momento, en base a las crecientes tensiones, sólo se ha visto un sólo escenario de conflicto que ha sido la guerra comercial (Joe Biden declaró que no levantará los aranceles), pero la reunión del G7 al concluir puede cambiar el rumbo a algo incierto y quizás más grave.